A
medida que iba andando, miraba hacia mi alrededor, para comprobar si
al menos me resultaba familiar. Pero estaba totalmente aturdida, y
nada en aquel momento encajaba.
De
pronto, me paré en frente de la granja. Era más grande de lo que
imaginaba. Había paja por todos lados, y las paredes de lo que
parecía ser el cobertizo estaban pintadas de rojo con lineas blancas
en los marcos de las puertas y las ventanas. Rodeé aquel lugar para
familiarizarme y para ver si había alguien que pudiera ayudarme,
pero al contrario, me topé de frente con la soledad. Cuando terminé
de explorar el cobertizo, me acerqué a la casa. Parecía bastante
grande desde fuera. Estaba pintada de color azul cielo y antes de
llegar a la puerta, recuerdo que había exactamente cuatro escalones.
En cada uno de ellos, habían dibujadas un tipo de aves. Las reconocí
al momento y supe que se trataban de golondrinas.
Cuando
estuve justo delante de la puerta, llamé al timbre y esperé a que
alguien abriera.
Al
cabo de largos segundos, un señor mayor, de unos setenta años, se
encontraba frente a mi. Su cara, desprendía bondad y amabilidad.
-Perdone
señor, ¿Podría decirme en qué lugar me encuentro? No se como he
llegado hasta aquí... -supliqué asustada.
-Claro
jovencita, pase para que le sirva una tila y se calme un poco.
-Muchas
gracias señor, de verdad, no sabría como agradecerselo.
Recorrí
el estrecho pasillo recto que había hasta llegar a la cocina. El
suelo era de madera y a veces crujía cuando pisabas sobre ella. Las
paredes estaban llenas de retratos viejos a blanco y negro. Supuse
que serían familiares del anciano.
-Puedes
sentarte donde quieras, bonita. Ahora te preparo la tila.
-Muchas
gracias señor. ¿Y bien? ¿Qué lugar es este? ¿Está muy retirado
de la ciudad?
Mis
ojos se humedecieron, pero por suerte no rompí a llorar en aquella
casa extraña y con aquel hombre que no conocía de nada.
-Verás,
estás en mi granja. Vivo a aquí con mi mujer y con mi nieto
pequeño. -me sirvió la tila y se sentó a mi lado.
-Señor...
le agradecería que me aportara más información...
-No
necesitas saber nada más, ahora te traigo a mi nieto, verás que
majo te parece, seréis amigos, ya verás.
-Oiga
señor, de verdad, no hace falta, yo solo quiero irme a casa...
Todo
aquello empezó a parecerme muy extraño, rompí a llorar en cuanto
el anciano se fue y tiré la tila por el fregadero, no me fiaba de
aquel viejo chalado. Me levanté de la silla y me dirigí hacia la
puerta para irme de aquel lugar tan espantoso.
Pero
sin darme cuenta choqué con alguien al salir y me tropecé cayendo
al suelo.
Cuando
pidió disculpas repetidamente, me di cuenta de que conocía esa voz.
Confirmé mis dudas al alzar la cabeza y encontrarme con aquellos
ojos.
-¿Mike?
¿Pero... pero que haces tu aquí? Esto es una broma, ¿verdad?
Entonces
una voz fina y alegre se entrometió por medio.
-¡Carolina,
Carolina! ¡Despierta!
-¿Alexa?
-abrí los ojos y me encontré con un mi hermana pequeña. -¿Qué
haces aquí?
-Me
ha traído Martina, ¡Venga despierta!
-Te
dije que vendría, ¿recuerdas? -interrumpió Martina.
-¿Y
se puede saber que hora es? -Me levanté a puras penas de la cama y
miré el reloj -¡Solo son las nueve!
-Bueno,
ya sabes como es tu hermana, se ha empeñado en que quería venir ya
y que te echaba de menos.
Alexa,
era mi hermana pequeña, ella era toda la familia que tenía en aquel
momento, era la que me hacía feliz. Tenía siete años, los ojos
azules claros y el pelo liso, de color castaño oscuro. Le llegaba
más abajo de los hombros, siempre le había gustado tenerlo largo.
No había quien le quitara la sonrisa de la boca y como niña que era
siempre estaba de aquí para allá. Había intentado protegerla de
todo lo malo cuando sucedió lo de mis padres, y parecía ser que
había funcionado.
La
dejé en casa de Martina aquella noche porque necesitaba estar sola y
no quería que Alexa me viera triste y deprimida.
Para
ser sincera, Martina siempre estuvo ahí cada vez que la necesité.
Era la persona que me ayudaba en todo. Cada vez que tenía algún
problema, ella estaba ahí. Teníamos los gustos muy parecidos, igual
que la forma de pensar. Así que nunca nos enfadábamos, ni nada por
el estilo.
Martina
tenía un aspecto envidiable. Tenía los ojos azules y la piel
morena. Su pelo era liso y castaño claro. Le llegaba por debajo de
los pechos. Su estatura era estándar, y al igual que yo, tenía su
personalidad clara. Tenía un piercing en la nariz y una sonrisa
perfecta. Aunque le gustaran los tatuajes, prefería esperar a
hacerse uno, siempre decía que quería estar segura de algo tan
importante como marcarte la piel para siempre. Yo al contrario, me
hice el primer tatuaje el mismo día en el que Martina se hizo el
piercing.
-Ven
aquí enana -cogí a mi hermana en brazos y la lleve al salón para
sentarla en la mesa- ¿Que quieres para desayunar?
-Leche
con cereales -Alexa sonrió y se mojó los labios.
Me
dirigí a la cocina, y preparé cereales con leche para las tres. Nos
encantaba desayunar juntas. En realidad Martina era como una tía
para Alexa y para mi, era prácticamente como una más de la familia.
Mientras
preparaba los tazones de leche, Martina puso la mesa y encendió la
televisión. Cuando todo estuvo preparado, las tres desayunemos entre
risas, ellas me contaban todo lo que habían echo y lo bien que se lo
habían pasado. Alexa quería repetir aquello con Martina, a mi me
pareció bien, sabía que estaría bien cuidada.
Cuando
terminamos de desayunar recogimos la mesa entre las tres y nos
sentamos en el sofá a ver la televisión.
Todo
iba bien, hasta que de repente, sonó el timbre de la puerta, y supe
que había llegado el momento. Lo que menos quería en este mundo,
aquel sobre que tanto me había amargado.
Me
levanté temblorosa y abrí la puerta, y allí estaba mi tía, con
una mirada fría y desafiante.
No
era bienvenida a mi casa, eso era más que obvio, pero ella, cruzó
la puerta a pesar de que sabía lo que pensaba.
Mis
ojos se humedecieron, y no pude hacer nada para evitarlo. El mundo se
me cayó encima, y sentía que toda mi vida se estaba desmoronando
por completo.
Quería
coger a Alexa y llevármela lejos de aquí, donde nadie pudiera
molestarnos, pero no podía, era algo imposible.
-¡Tía
Joana! -oí gritar a Alexa desde el salón.
-Hola
mi niña -contestó.
Cerré
la puerta y me dirigí hacia mi pesadilla. Martina me miró
preocupada, ella, sabía lo que iba a pasar. Entonces Joana, se sentó
en el sofá, y empezó a hablar con Alexa seriamente, escuché, todas
y cada una de las palabras que salían de su boca.
Yo,
me quedé de pie, inmóvil, sin saber que hacer, mientras mi
pesadilla se estaba formando ante mis ojos.
Vi
a Alexa recogiendo sus cosas, metiendo toda su ropa en aquella maleta
rosa que le compré cuando nos mudemos de casa.
Martina
permaneció a mi lado en cada instante, todo el tiempo en el que
Joana y Alexa estuvieron haciendo las maletas.
-Carolina...
-Alexa se acerco llorando- Yo... no quiero irme, ¡quiero estar
contigo! -se lanzó a mis brazos desolada por completo.
-Escúchame,
reina. -la puse frente a mi y le sequé las lágrimas- Quiero dejarte
algo bien claro. Por muy lejos que te vayas, siempre vas a ser mi
princesita, la razón por la que levantarme cada mañana. Siempre te
voy a llevar aquí -señalé mi corazón con el dedo índice- ¿Me
oyes? Siempre, por mucha distancia que haya, te voy a querer más y
más cada día. Pase lo que pase, nunca te olvides de eso. Tú, eres
mi hermana, y eres lo que más quiero en esta vida. -me quité el
medallón y se lo puse a Alexa- Toma, quiero que tengas esto,
prométeme, que siempre lo llevarás encima y que te acordarás de mi,
solo prométeme eso.
-Nunca
me olvidaré de ti, Carolina -se lanzó a mis brazos, y me susurró un
dulce e inolvidable “Te quiero”.
Joana
agarró a Alexa del brazo y se despidió rápidamente. Fue ahí
cuando empezó lo peor. Cuando escuché el sonido de la puerta al cerrarse. Cuando mis gritos invadieron el salón y Martina me abrazó
fuertemente. Fue ahí, cuando empezó... esta gran historia.
Casi me hace llorar.
ResponderEliminarMe siento especial de hacer que mi novela os llegue tan dentro, de verdad.
Eliminar<3
Te joro por mi vida que ahora mismo estoy llorando :')
ResponderEliminarComo he dicho antes, me siento muy especial por hacer que este capitulo os haya emocionado tanto. <3
Eliminar¡Estoy súper intrigada con qué pasa! Estoy siguiendo tu historia desde que publicaste el primer capítulo, pero hasta ahora no me he decidido a comentarte algo xD
ResponderEliminarSi te tengo que hacer alguna crítica constructiva, te diría que cuidaras la ortografía y las repeticiones. Pero tu forma de escribir es muy bonita ^^
¡Te sigo, aunque desde hace tiempo! jajajaja
Espero que te pases por mi blog algún día, me haría ilusión que leyeras mi histoia y me dieras tu opinión ^^