martes, 18 de febrero de 2014

Me encantan sus caricias, sus besos, su mirada. Me encanta que me mire y se muerda el labio, que sonría y me abrace. Que pase el brazo por detrás de mi y se acurruque en mi pecho. O que sea al revés, y entonces sentir su respiración agitada y sus brazos cálidos rodeándome el cuerpo. Cogernos de la mano y entrelazar nuestros dedos fuertemente, para que ninguno suelte al otro. Que hayan mimos, tonterías, risas. A decir verdad, incluso me siento estúpida, dado que ha pasado en muy poco tiempo, tres días concretamente. Pero ha sido realmente intenso, lo ha sido para mi. Porque he sentido lo que hacía mucho que no sentía, y en el momento en el que creía que no podría sentir nada por nadie. Creía que no llegaría la persona que me hiciera sentir aquello que solía sentir. Pero llegó. Y ahora me tiene tan perdida que asusta.

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